RAMALA, 15 nov (NNN-PRENSA LATINA) -- Una institución de derechos humanos acusó el viernes a Israel de someter a la dirigente y activista palestina Khalida Jarrar a una campaña sistemática de represión y abusos en la prisión de Ramla.
El Centro Hanzala para los Derechos de los Prisioneros y Exprisioneros destacó en un comunicado que la miembro del buró político del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) “enfrenta duras condiciones en las cárceles israelíes por su continua reclusión en régimen de aislamiento”.
Ella está sometida a una campaña sistemática de represión y abuso que amenaza su vida, alertó.
Khaleda está encerrada “en una habitación estrecha, sin ventilación, y carece de las necesidades más básicas de la vida, como agua (…) hasta el punto de que su celda se convirtió en una tumba”, subrayó.
El Centro pidió una intervención internacional urgente para salvar la vida de la prisionera.
En agosto último la fundación palestina Addameer denunció las condiciones de encierro de la activista de 61 años.
Según su abogado, que logró visitarla, Jarrar está sufriendo por las medidas extremadamente duras en medio de restricciones severas y la campaña sistemática de abusos ejecutados por Israel contra prisioneros palestinos, alertó entonces la organización no gubernamental.
En septiembre de 2021, la miembro del PFLP fue liberada tras pasar dos años en una prisión y en diciembre de 2023 fue detenida otra vez y desde entonces continua tras las rejas.
Reconocida por su lucha en defensa de las mujeres y de los detenidos, la activista fue elegida en 2006 para el Parlamento palestino y luego fue presidenta de la Comisión de Presos de ese órgano legislativo, además de participar en el grupo de trabajo encargado de presentar una denuncia contra el Estado israelí ante el Tribunal Penal Internacional.
En marzo de 2021 fue condenada por pertenecer al FPLP, un partido de izquierda, pero liberada meses después porque la mayor parte de su sentencia ya la había cumplido en el periodo previo al juicio.
Israel considera al FPLP un grupo terrorista, al igual que al resto de las formaciones palestinas que luchan contra la ocupación y en favor de la creación de un Estado nacional.
Durante su estancia en la cárcel falleció de un paro cardíaco su hija Suha, de 30 años, pero las autoridades israelíes rechazaron otorgarle una licencia para asistir al funeral.
“Fue un momento difícil. Pero sentí que su espíritu me acompañaba”, afirmó entonces la militante palestina.
-- NNN-PRENSA LATINA